Quería conocerte para que me contaras por qué una de las hamburguesas se llama Puchi. Era el año 2013 cuando le respondía con la historia a Carlos, un vecino de aquel primer local. Resulta que a su hijo también le llamaban así. Nos hicimos amigos. Al poco tiempo, me ofreció una plaza de garaje (puesto de estacionamiento, en venezolano) que tenía sin usar. Le dije que se lo agradecería invitándole a comer cada vez que viniera. Y así fue.
Ahí empecé a aparcar el Kia de tercera mano que le había comprado a un buen amigo. Me lo vendió por menos de lo que costaba una licuadora, y aún por menos de lo que me costarían sus futuras multas. Tuvo muchos usos: me llevó a Makro, a Carrefour, a Mercamadrid, al hospital (para trabajar) y también hicimos algún que otro viaje corto. En él dormí muchas postguardias del hospital, aprovechando que estaba aparcado justo debajo del local y me ahorraba el viaje de ida y vuelta a mi piso en el centro. Cuando comenzamos a vender más, las cosas ya no cabían en aquel pequeño primer Goiko. Las guardábamos debajo de las sillas, encima del falso techo, en el patio del edificio. Tuve que sacrificar la comodidad del dormir y de las siestas en el coche. Se transformó en un almacén.
Le perdí la pista. En 2016, la policía me contactó para informarme que al coche le habían visto en Sanchinarro, abandonado en medio de la vía. Supongo que la última persona a quien se lo había prestado lo habría dejado allí. Llegó el momento de decirle adiós. Un buen amigo se encargó de todo el proceso. En ese mismo mes, también estaba despidiéndome de mi padre. Gracias, Antonio. Y, por supuesto, gracias al Kia, por tanto.
Hoy me encuentro con esta moto en el parking de una obra en construcción. No pude evitar recordar al surcoreano. Los usos que me brindó me dejan entenderla y apreciarla. Las pegatinas y el peluche, son testigos del compartir, son signos de agradecimiento y apego. La bolsa de plástico debajo del asiento... quien lo entiende, lo entiende.
Esto lleva a preguntarme: ¿La esencia y el valor de un objeto residen en su función designada o en las historias y significados que nosotros, como sujetos libres, le atribuimos?
Te escribí este newsletter escuchando esta canción de Armando, en repeat.
¡Nostalgia intensa, no puedo evitar tener presentes mi infancia con esta foto y este texto, no sé qué teclas ha tocado esta newsletter!
Cómo poder olvidarme del Kia y su periplo madrileño hasta que lo pudimos dar de baja, jajajajajaja. Ese coche ha sido demasiado agradecido y estuvo al nivel top. El primer "almacén" de Goiko ajajajajajaaj
Larga vida Kia!!!!