Durante el festival de los Ogoh Ogohs, me moví por todas partes buscando curiosidades. Dí con esta ruleta rudimentaria. Las apuestas están prohibidas en el pueblo pero en este día, se permiten, porque la casa siempre gana y, ‘la casa’ eran ofrendas para la religión balinesa.
Me quedé media hora viéndoles. Sentía la adrenalina pero sin locuras. Sin gritos. Sin borrachos. Las apuestas eran tan bajas que ni dejaban hueco para la envidia.
Las apuestas eran tan bajas que ni dejaban hueco para la envidia: Magistral
Que buena foto negrix, me encantan los diferentes personajes!!