Cogí la cámara y me fui al punto de Uluwatu. La realidad superaba la previsión. Eran olas gigantescas. Una tras otra. Parecía una lavadora. Pocos surfistas se atrevieron a entrar. Hice fotos de olas que parecían montañas, los pocos arriesgados estaban sin neopreno pero con casco. Lo dieron todo esa tarde.
La foto que te dejo, la tomé en uno de esos cortos momentos de calma que hay entre set y set.
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Sin temor a la inmensidad
La libertad de atreverse y encontrar en la oportunidad, la victoria.