En abril el viento cambia de dirección y comienza la temporada de cometas en Bali.
Estoy de camino a casa y veo a lo lejos un cometa volando solo. Me sorprende porque es horario escolar. No puedo con la curiosidad. Quiero llegar a él. Ver quién lo vuela. Cómo lo hace. Qué instrumentos usa.
Veo un caminito de tierra y entro. Me aleja del cometa. Me regreso e intento otro. Lo mismo. Al fondo, en una dirección casi opuesta al cometa, veo uno y en contra de mi raciocinio, me dirijo a él. A tan solo 50 metros, me encuentro con un descampado. Está completamente vacío. Al otro extremo, detrás de unos arbustos, calculo que es desde donde se está volando aquel cometa. Me acerco.
No parece haber nadie. Llego y efectivamente, el carrete está en el suelo. El cometa a lo lejos suena con el viento. Vuela perfectamente solo. Me siento en el suelo seco, al lado del carrete, para explorar esta hazaña de ingeniería aeronáutica.
Cuando me dispongo a levantarme, aparecen dos chicos en una moto. Dan 2 vueltas a mi alrededor mientras se ríen. Paran la moto y se bajan para preparar un cometa. Nos saludamos tímidamente. No los siento incómodos con mi presencia, pero es obvio que soy un alien allí. No solo por ser extranjero sino también por mi edad.
Me confirman que el cometa amarrado del tronquito también es suyo. Terminan de configurar el segundo cometa para a los pocos segundos hacerlo volar. Es un arte. Y ellos unos artistas.
Resulta que volarlos es trabajo en equipo. Nadie puede volarlos solos. Siempre son dos. Un piloto y un ayudante. En este caso, no se si por casualidad, el ayudante lleva una camiseta que dice ‘second’.
En la foto puedes ver como vuelan este cometa y al lado tienen el que vuela solo. Disfrutan de ambos. Cada uno de manera distinta. Uno porque son protagonistas al volarlo y el otro porque sencillamente ya vuela solo. Me encanta.
De la nada, aparece otra pareja de chicos en una scooter eléctrica. Parecen menores. Pasan, saludan, dan unas vueltas. Se van. Vuelven. Se ríen. Desaparecen. ¿Por qué no estarán en el cole a esta hora? Me imagino muchos escenarios.
Llevo horas aquí. Tengo sed. Nuevamente estoy a punto de irme. Pero no puedo. Acaba de llegar un grupo de chicos mayores con un súper cometa. Él es Putú. Me deja fotografiarlo. Para eso se pone serio. Con su cara me dice que esto ya es otra cosa. Que no es primera vez que viene aquí. Que es un pro.
Quedé tan impresionado de cómo volaba y de cómo sonaba a lo lejos que la primera foto que le hice, ya estaba a cientos de metros en el cielo. Recordé cuando un colega piloto de helicóptero local, me dijo lo peligroso que era esta temporada para ellos. Los cometas a veces vuelan sobre su altitud de crucero. Impresionante.
Para terminar con broche de oro esta clase libertad, de disfrute, de juventud, y por supuesto, de ingeniería. Oigo que aceleran una moto, pero no veo que ninguna se esté moviendo. Intento buscarla.
Aquí está la moto encendida y sin planes de moverse. La ponen sobre el caballete sin bajar la pata para que no se apague. Contactan la rueda con el carrete que estabilizan pisándolo. Y enrollan los cientos de metros de nylon de 3 mm acelerando esta moto. Una genialidad de mis pequeños amigos balineses.
Hasta la próxima
Mil gracias por disfrutar conmigo de esta historia. Déjame lo que pienses en comentarios o respondiendo al email. Me encanta leerte.
Puedes compartir este post con tus amigos en el siguiente botón.
Ingeniería para la adolescencia. Genial.
Pequeños ingenieros. Creativos, solucionando problemas, sobradamente preparados. Brutal!!