Masaje con happy ending

Paso por el quiosco y veo quiénes están. Hoy tengo suerte porque me encuentro a ‘Madeeeee’. Las masajistas de Geger se turnan. Vienen cada 3 días. Suelto la mochila del tenis y la saludo: “Madeeeé, Madeeeé”. Está tumbada en una de las ‘camas’ de los masajes, me ve y me responde con lo mismo, Madeeeee pero con más suavidad. Me pregunta, ¿Massage? y le digo: swimming and then, massage. Me responde, ‘long time no come…’ Le respondo, yes Madeeeee, no money, long time, no massage. Se echa a reír, porque siempre que voy, le dejo unos propinones de locos. Y lo de ‘long time’ habrá sido na’ más que 1 semana o así. Por cierto, toda la conversación la tenemos mientras ella sigue tumbada en la misma cama donde luego me dará el masaje.

Me lanzo al mar para refrescarme un poco, me seco y me tumbo en la cama de Made. Comienza el masaje balinés. Cuando tienen pocos clientes, como hoy, alguna compañera también se pone y dan el masaje a 4 manos. La compañera se dedica solo a los pies, una delicia. En general, es un masaje relajante. Con las manos presionan y presionan. Lo dan sentadas en unos bancos que van moviendo alrededor de la cama. Mientras dan el masaje, conversan sin parar a diferentes volúmenes. Lo hacen en balinés, no en Bahasa. Al principio no entiendo nada, pero mientras progresa el masaje, creo que comienzo a ‘entender’ de qué van hablando. La mayoría es cotilleo y un poquito de puteo a los turistas que no contratan masajes o no cogen sus tumbonas o, peor aún, dicen “later, later”. También, algún turista con complejo de negociador de la FBI se pone a negociar con ellas el precio del masaje. Cualquier negociación termina en 200 (que es el precio original). Normal, no van a ofrecerlo más barato que lo que nos cobran a los que ya estamos recibiendo el masaje. Se montaría la de Dios.

Casi una hora ya. Estoy tumbado boca arriba y ella está detrás dándome masajes en la cabeza, cuello y pelo. Parecemos dos monos grooming. De pronto se acaba el tiempo y lo anuncia dándome unos golpes en el pecho. Aún tumbado, hago el mismo chiste de siempre, le cojo los brazos y hago que me dé un abrazo. Es nuestro happy ending. Le encanta. Me encanta. Hoy nos hicimos foto. Aquí te la dejo. Si vienes, no falles el masaje de Madeeee.

Madeeee © Javier Sharkey