El pasado viernes 13, Alicia, mi mamá y una de mis heroínas, se volvió a casar. Sin duda alguna, ha sido uno de los días más felices de mi vida.
Al volver a casa, como a las 2 de la madrugada, me eché una ducha y me acosté. Comencé a revivir con mayor conciencia los momentos que acababa de disfrutar. Luego, me puse a leer el grupo de Whatsapp de mis amigos (PEM), cuando de repente, sin saber por qué, comencé a llorar sin parar. Mi corazón desbordaba de una felicidad que nunca antes había sentido.
Al despertar, revisé las doce únicas fotos que había tomado el día anterior. Una de ellas me golpeó con emoción. No me preguntes cómo, pero mi papá estaba allí, en la foto, disfrutando tanto como nosotros. Tan solo recordar el momento mientras escribo estas líneas me hace llorar de nuevo.
Ahí tumbado, le escribí a mi hermana y me di cuenta que ella, a dos calles de distancia, también estaba en el exacto mismo plan que yo. Tumbados llorando de pura felicidad.
Para ayudarme a recordar estas emociones, y francamente para ti también, me puse a escribir lo que sentía y concluía en ese momento:
Qué grande es la ilusión, el querer, el soñar, el dejarse llevar, el amor, el vivir, compartir, sentir, tocar, bailar, llorar…
Ayer la pasé GENIAAAL. Vi tantas expresiones de un nivel de felicidad que hacía mucho tiempo no veía, o quizás nunca había visto. Rostros llenos de una alegría natural, libre, profunda, capaz de contagiar a cualquiera que la viera.
Admiro a mi mamá por la libertad con la que vive y siente, tan auténtica y natural.
Los momentos existen, nos rodean. Pero cada uno elige cómo interpretarlos. Los vive. Los sufre. Los disfruta. Los recuerda. Los olvida.
Ella siempre nos dice “Hijos, disfruten. ¡Disfruten!”
Gracias, mamá, creo que después de 36 años, ¡por fin lo entiendo!
Gracias y hasta la próxima.
Que rico es crecer y aprender a disfrutar a vivir. Que depinga leer que el amor flota por todos lados! Tq boss!
Todos queremos una madre como Alicia ! Se lo merece por millones !