En la última entrega, me encantó contarte de la mujer Masai. He recibido varios comentarios por aquí y por privado. He disfrutado mucho leyendo. Gracias.
En el post de hoy, me extiendo más de lo normal. Es un cuento y no una reflexión. O quizás es un poco de ambas. Te invito a oír el voiceover que he grabado. Puedes hacerlo haciendo click arriba, donde está el signo ‘Play’.
El día comenzó con los niños despertándonos a las 06:28. ¡Un coñazo! Los trajimos a la cama, e intentamos como todos los días, dormir un pelín más. Linda no pudo. Yo sí y, por conseguirlo, Linda me odia un poquito. Normal.
Linda y los niños desayunaron antes de ir al colegio. El ‘cole’ es una guardería/preescolar que nos queda a 12 minutos en moto desde la casa. Les dejamos allí y Linda cogió su camino y yo el mío. Me fui a jugar tenis con Tim. Un chino-indonesio de 59 años. Siempre me gana. El día que consiga ganarle, te prometo que te lo presentaré por aquí. Ya le he hecho algunas foto. Algunas con su permiso y otras se las he hecho a escondidas… Tim es de ese tipo de personas, tan curiosa, que apetece fotografiarlas cada vez que las ves.
Pues hoy, no ha sido la excepción. Ha ganado Tim. Es un sabio. El capullo me dice, en su inglés machucao, “Javier, you are better than me. I just learn a lot from you. Really.... Thank you” y aplaude, ¡qué crack! En realidad, el me llama Andoni, claro. Pero aquí, en UNA FOTO, soy Javier, no nos olvidemos 😉.
De ahí salí a casa a encontrarme con Linda. Estuvimos un rato con Matilda y luego comimos. Conversamos. Curramos un poco, pero casi nada. Nos dieron ganas de tomarnos un café fuera. Salimos a Nourish, que nos encanta.
Pasando tanto tiempo con Linda, me he malacostumbrado a pedir café sofisticado. Además, en Bali, es mejor hacerlo en el mismo inglés machucao que usa Tim. Así suelen entenderte mejor. El diálogo fue literalmente así:
—Hello —digo rápidamente así como para no quedarnos conversando.
—Hello, how are you sir? —nos dice el camarero con una cara de buena gente, pero con muchas ganas de eternizar el momento.
—Very good, my friend. Can we order some coffee? —Le pregunto.
—Ohh very good. I’m good too. Thanks for asking — responde y comienza un silencio largo…
— Ok then. Linda would like an Almond Latte —le digo despacio mientras la señalo a ella— and I —me señalo a mi—, would like the same, but Decaf. No caffeine. Please.
— Ohhh, you want coffee —responde el camarero, sorprendido y dejando nuevamente un momento de silencio…
En un ejercicio de profunda paciencia, al cabo de unos minutos al mejor estilo de Bill Murray en Lost in Translation, terminamos disfrutando de nuestro café favorito de la zona y echando unas risas con el camarero. De aquí, al cole.
Recoger a los niños, es siempre un highlight del día. En Madrid, casi nunca lo hacíamos juntos. Aquí, cada vez que podemos, lo hacemos.
—¡Yo solito! —dice Max, para que le dejemos ponerse el casco.
—¡Miáh! ¡Miáh! —exclama Mikel para que nos recordemos de ponérselo a él.
De ahí, nos fuimos a una playa que nos encanta. Casi vacía, arena blanca, olas de surf a lo lejos que nos aturden agradablemente. No tenemos ninguna prisa. No tenemos adónde ir. No tenemos nada que hacer después. El momento es nuestro.
Una vez sentados en la arena, comenzamos lo que se ha hecho un ritual familiar. Consiste en bebernos 2 cocos. En esta oportunidad, hicimos un amigo y compartimos el coco con él. Gran tipo. Un perrito bastante fotogénico.
Improvisamos un juego. Pa’ arriba y pa’ abajo. Mientras más fuerte mejor. Repletos de arena en todas partes. Normalmente la arena nos ardería en los ojos. Hoy, solo nos pican, pero nos da igual. Este momento extreme de los tres, lo vale todo. Linda lo registra con mi cámara, para recordarlo siempre.
Regresamos a casa. Besitos a Matilda. Un poquito de tele… Cena, ducha y a dormir. Linda y yo nos quedamos un rato más. Un poquito de whatsapp con nuestra gente. Y antes de acostarnos, conversamos y filosofamos un poco.
Concluimos que ha sido un día tonto, pero probablemente, el día más feliz de nuestras vidas, y repetirlo, dependerá de nosotros…
Gracias y hasta la próxima.
Me ha encantado compartir esta anécdota contigo. En comentarios o al email, puedes contarme lo que te ha hecho sentir y/o pensar. Como siempre, todo vale.
La escena pidiendo el café y la referencia de Lost In Transalation:👌🫡😂
Y leer esto también hace que este día sea el día mas feliz para mi.